miércoles, 29 de noviembre de 2006

Pecado Original

- ¡Cómete la manzana!.- Ordenó el hombre.
Ella miró el fruto que brillaba distante, como una rara joya. Sabía que el hombre se enfadaría si le desobedecía pero algo en la perfecta redondez de aquel fruto de piel roja y sedosa, le creaba reticencias y además el Ángel lo había prohibido. Era demasiado hermosa, demasiado perfecta y se ofrecía con demasiada facilidad de una forma casi obscena. La tomó con mano temblorosa, sus dedos sudorosos resbalaron en la suavidad de la piel encerada. Mirándola un instante, la llevo a sus labios, bajo la atenta y amenazadora mirada de él y la mordió con precaución. La piel del fruto se quebró a la presión de sus dientes blanquísimos con un sonoro estallido, liberando una corriente de jugo que le lleno la boca de dulzura y le hizo cosquillas en el paladar con un punto de acidez. Sorprendida por el sabor y la textura de aquella fruta hasta entonces desconocida, le dio un segundo mordisco, esta vez ya sin miedo. La carne del fruto crujió entre sus dientes. Mordió por tercera vez en esta ocasión ya con avidez, mientras dos hilillos de jugo resbalaban por las comisuras de sus labios y se deslizaban hasta su mentón. Masticó el bocado con cuidado, deleitándose en cada matiz, olvidada ya por completo de la presencia de él. Sentía como a cada bocado un escalofrío la recorría erizándole la piel desnuda. Devoraba el fruto con un ansia desconocida que a cada bocado crecía tiñéndose de deseo. El hombre pasó de la curiosidad morbosa a la envidia e incluso a los celos, viéndola gozar de aquella manera, sola, con el fruto prohibido. Él también quería. En el último bocado le arrebató la manzana y la mordió con furia, pero no sintió nada. “Es harinosa y agria” pensaba cuando una luz inmensa le golpeó en la frente.
- Te dije que no la tocaras.-Retumbó la voz del ángel
- ¡Ha sido ella!
- Ella sí puede.- Sentenció el ángel acercándose a la mujer que temblaba frente a él asustada y ansiosa al mismo tiempo.- Hay placeres reservados solo a las hijas de Eva. -Dijo besándola en la boca, mientras el hombre los miraba desde un rincón

Se supone que es un cuento erótico...¿Lo logra?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

ay pillina! me gusta tu blog. sigue asi...besos desde Paris!

Ariadna dijo...

Gracias!!! A ver cuando voy a verte guapa!

Anónimo dijo...

nos ha gustado mucho, yo me como la manzana

Anónimo dijo...

tarari que te vi

Ariadna dijo...

Anonimas...Gracias!

François de Fronsac dijo...

Ha merecido la pena esta travesía para encontrar este relato.