Doña Juana
El amor toma formas caprichosas.
Algunas veces, el amor es la lluvia
fina e imperceptible
que acompaña las tardes de noviembre.
El amor como un viaje a lo desconocido,
a lo más inquietante de nuestra propia esencia,
es un viaje de ida.
Eso Juana lo sabe.
También conoce el riesgo porque ha visto
el abismo insondable que se extiende
justo donde comienza el desamor.
No le importa reptar a trozos el camino
a cambio de sentir como muy pocos
la libertad auténtica.
Por eso,
Juana, hace llorar y también llora,
lágrimas plateadas que sueñan con delfines.
Es capaz de apostar todo su reino
por un segundo de ojos infinitos
por una fusión lenta de su alma
en medio de las almas.
Dulce refugio contra la tormenta
en el cuerpo de un hombre ama a todos los hombres,
la piel dorada y fuerte se diluye en un manto
confortable que abriga los recuerdos.
Al final del camino, está segura
de que ha ganado siempre
las cosas que ha perdido.
Cada versión distinta de sí misma
que otras manos le han ido regalando
es una muestra de todas las vidas
que a Juana le han cabido en una vida.
Raquel Lanseros, Diario de un destello
6 comentarios:
"Cada versión distinta de sí misma", me encanta!
Tu blog va tomando forma... me gusta mucho.
Gracias por ir y volver a La Isla. Espero verte pronto. Un beso muy fuerte.
Bonito poema! Un beso!
Delicado, entero, y sobre todo, de verdad... bien por Raquel Lanseros. Dale un beso a Alicia de mi parte cuando la veas. Otro para tí. Y grande
me gustan las semillas...
es importante no dejar que el tronco grueso que ahora nos envuelve nos haga olvidar que un día fuimos una pequeña.
me alegro que raquel despertase tu simiente.
besitossssssssss
mónica
Gracias Mónica. Lo mejor de las semillas es que se convierten en fruto... Un beso
Interesante poema en el que Juana se aparece como un espectro distante de uno, distante y cercano, el poema nos alimenta de espejos de nosotros mismos. Un abrazo de canaria desde Buenos Aires.
S
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