domingo, 12 de julio de 2009

Papillon

Siento tu mirada,

o más bien la presiento.

Una lluvia de álfileres que va de tí a mí,

a través de los cristales oscuros.

Y es cierto,

tú voz me lo comfirma segundos más tarde

rompiendo la barrera infranqueable de tus lentes:
Me miras. Me hablas.

Me siento hormiga, gusano, lenteja,

diminuto ante los enormes cristales negros,

ante una mirada impenetrable de insecto

que refleja mi perplejidad alucinada,

incapaz de comprender tu voz.

No repites lo que quiera que hayas dicho

permaneces atrincherada tras tus enormes gafas,
observándome,

pensando, seguro, que soy imbécil.

Los segundos de la tarde se inflaman en silencio.

Con ademán lento acercas tu mano de modelo a la montura,

y la subes por un instante mientras repites tu pregunta

como si la barrera de mi entendimiento

tuviera algo que ver con la de tus ojos.

Sigo mudo, atrapado en el aleteo de tu mirada,

Mariposa

7 comentarios:

isis de la noche dijo...

Miradas que nos hacen sentir 'lentejas' sí...

Que obran el prodigio de despojarnos de nuestra capacidad de entendimiento..

En esas situaciones, cual lentejas, perdemos la capacidad del habla y nos quedamos planos, despojados del movimiento y en una dimensión unidimensional de la que solo es capaz de sacarnos otra de esas miradas ;)

Bravo por tus palabras que inspiran, mi querida amiga ;)

besos

Unknown dijo...

"como si la barrera de mi entendimiento

tuviera algo que ver con la de tus ojos"

Creo que dices lo mismo que yo quiero decir, quise decir y no puede, no puedo...

he llegado aqui por medio del blog de toro salvaje, muy lindo tu espacio!

Ari...

TORO SALVAJE dijo...

Si.
Hay miradas prodigiosas que mandan.
Sin saber cómo ni porqué.
Ante ellas solo queda capitular.

Besos.

Lena yau dijo...

Tengo una colección de gafas antimiradas desas...

(Está muy dura la calle).

Me encantó, Ari!

Besito!

El mejor profeta del futuro es el pasado dijo...

"Los segundos de la tarde se inflaman en silencio" ... ¡¡¡Me pone tu forma de escribir!!! Muy bueno ;)

Anónimo dijo...

Hay miradas que pueden dominar nuestro instinto. Hay miradas que tienen esa facultad.
Me ha gustado mucho, Ariadna.
Un abrazo grande.

un tordo dijo...

los juegos del poder...
pienso en las estrategias, en las mallas del mudo