domingo, 30 de junio de 2013

Escuchando a mi cuerpo

Ayer celebraban su cumpleaños dos de mis mejores amigos que además son pareja, con una barbacoa all-day-long en su ático. Y ahí llegó el dilema, qué hacer: tomar el rol de mujer potencialmente embarazada y comportarme cómo tal o asumir que las probabilidades de que esté embarazada realmente son bajas y entegarme al consumo de cerveza con alegría. El día no ayudaba demasiado ya que los 35º y el sol de justicia que ayer brillaba en Madrid, me empujaban a decantarme por la segunda opción, aún así la prudencia ganó y pasé todo el día a base de tintos de verano muy suavecitos y cerveza sin alcohol ("¿Sin alcohol??? Sí, es que está más fría :P").
Lo cierto es que me costó. Me gusta beber, lo reconozco, sobretodo por la fluidez que me otorga en situaciones en las que no me siento cómoda, como por ejemplo hablar con  (des) conocidos. Pero no había otra opción, así que me tuve que relacionar con unas 40 personas sin más escudo que mi personalidad. Afortunadamente, ellos sí habían bebido.
Tampoco creo que hubiese podido hacer otra cosa. Desde el jueves llevo observando mi cuerpo minuciosamente, intentando descifrar los sutiles signos que podrían indicar lo que pasa en su interior. ¿Tengo el pecho más hinchado? He ganado 400 gramos. ¿Qué son los ligeros pinchazos que siento en el abdomen? ¿Embarazo o efecto secundario del Progefik? (Un compuesto de progesterona y que me tengo que "tomar" dos veces al día: nunca vi un pastilla que se pudiese administrar de tantas formas distintas, oral, anal y vaginal!!!). Me duele la cabeza ¿Estoy más guapa?

En apenas 12 días, se terminará el suspense...

Día 3: De barbacoa de cumple

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