Noche de San Juan.
Volvemos a lo primitivo, volvemos al fuego. A juntarnos en corro en torno a una hoguera, a compartir los alimentos y contar historias que alimenten el alma. Como hicieron nuestros padres, como hizo el mono con el que compartimos aún casi todos los genes y siento que no hemos cambiado nada que el mono y yo y tú, seguimos queriendo lo mismo seguridad, calor, saciar nuestro apetitos, aplacar los instintos que nos agitan por dentro, fundirnos con la manada.
Y siento absurdos los mecanismos complejos de mi día a día y el mundo se vuelve un lugar que no entiendo poblado de caminos retorcidos de vuelta...
Cuando todo podría ser tan fácil