sábado, 10 de enero de 2009

Gélido

Se acercó a la ventana del salón. Había nevado durante toda la noche y aún ahora que el sol ya comenzaba a despuntar por detrás de las montañas grises, un baile frénetico de pequeños copos surcaba las primeras luces.

Todo el paisaje estaba detenido, sumergido en una prisión de hielo y belleza. Los árboles elevaban una maraña de ramas, antes denudas, ahora de un blanco aterciopelado, hacia un cielo plomizo.

El aire estaba quieto.

La nieve virgen cubría todo el jardín. Los arbustos, las plantas, las hojas, los muebles de madera, todo mantenía marcado su contorno y relieve de un blanco luminoso.

Era imposible distinguir la hierba, cubierta por una gruesa capa. Tampoco distinguió el rastro de los levísimos pasos de la muerte en el sendero. Ella ahora esperaba a su espalda a que terminase de contemplar el último amanecer de su vida.

Era precioso

6 comentarios:

Sanuti dijo...

El final de la vida tan impredecible a veces... tan frío para despedirs. Un gusto leerte, saludotes.

La Gata Insomne dijo...

qué afortunada/o quisiera un paisaje así antes de partir y claro
onos ojos como los tuyos para apreciarlo.

supongo que te fue genial en la nieve.

la montaña mágica es una de las mejores novelas que he leído.

cónchale!!! te mandé a tu correo una foto de Cyan que vino a pasar las fiestas conmigo, avísame si cambiaste de correo.

besos

Mr. G dijo...

Nada como un desceso apacible.

Ser un placer estar de vuelta por aquí. Un besote.

Ah, y feliz año :D

TORO SALVAJE dijo...

La última visión debería ser siempre así.

Desde luego que gélido el post, pero también hermoso.

Besos.

Anónimo dijo...

Ah cuánta belleza. Un laberinto helado lleno de nuevos rincones. Disfrútalo mucho...
... mientras llego!

Un besazo

vulcano dijo...

No sabes cuanto me identifico con este post.
Davos, Suiza, Tomas Mann, y la idea de partir así, me ha traido el mejor de los recuerdos.

Besos,
Vulcano.