Escribirte es gris y doloroso. Me habría gustado amarte de corazón como la naturaleza y Dios dicen que sea, pero no es fácil. Te amo, sí, pero de una forma espinosa, en la que mis pequeños odios, mis rencores hacia ti, se clavan en mis carnes multiplicados cien veces.
Eres mi sangre, y sin embargo esta misma sangre corre por ríos muy distintos, Sé que debo saber nadar en todas las aguas, pero ya de niño siempre fui inflexible. Recuerdas cuando estricto (y muy pedante) te reprendía cuando hacías trastadas. Tenía muchos años menos, pero creía tener superioridad moral. Ya de niño, me perdía la soberbia. El caso es que tu nunca has puesto las cosas fáciles y a veces tratar de saciar tu infinita demanda de amor es un abismo que se me hace inabarcable. Pero hoy no, aparto mi cansancio, mi intolerancias, mis exigencias, para pedirte perdón por tantos desencuentros. Hoy sólo deseo verte en paz con la vida y todo lo feliz que la gente como tú, como yo, podemos ser en ella.
miércoles, 14 de enero de 2009
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9 comentarios:
HOla ;)
Es la primera vez que llego hasta tu laberinto... he pasado un rato muy ameno descubriéndote ;)
este post me ha impactado mucho.. me parece tan sincero, que casi he podido sentir lo que describe.
Un abrazo hasta mi regreso..
Y caín lo invitó a caminar...
qué maravilla!!
eres buena en todo lo que tocas-escribes
me encanta, de verdad es perfecto
besos y sigue siempre
Sin comentarios... erizado y maravillado, así me he quedado...
Espléndida carta.
Me ha gustado mucho.
Besos.
qué bueno este texto del bueno malvado!
suscribo lo que dice la gata margariteña, tienes el lápiz de Midas,
un abrazo,
E.
Una carta conmovedora de verdad. Estas cosas deberían decirse cuando no sea tarde para ello, pero no es lo que suele ocurrir, por desgracia. Espero que tampoco sea tu caso.
Un beso.
Qué bueno. Espero que nos regales más textos apócrifos. Besos.
Es increíble, quitando un par de cosas, dándole un sentido distinto a otro par de ellas y eliminando el pedir perdón...podría hacer mías tus palabras con un simple cambio de preposición: cartas para Abel.
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