viernes, 31 de octubre de 2008

Día de muertos I

Candela se acercó a la ventana para asegurar los postigos. Ni los más viejos del pueblo recordaban un temporal como aquel. Desde hacía tres días había un viento terrible y ya eran muchos los que habían perdido animales o habían visto derrumbarse su casa. Era un viento siniestro, asesino, que nadie sabía de dónde venía. Unas veces parecía soplar de la costa, otras de tierra adentro. A ratos paraba y una calma absoluta reinaba durante unas horas, pero justamente esos eran los peores porque cuando las gentes se confiaban y tímidamente volvían a salir a las calles, empezaba de nuevo con mayor violencia. Candela se detuvo un instante a mirar la plaza. Estaba desierta, los álamos desnudos se agitaban y parecían estar a punto de partirse, un ruido atronador lo llenaba todo. Los últimos rayos de la tarde apenas se filtraban a través de la masa negra que se aproximaba por el horizonte. Abrió la ventana y la pesadilla inundó la casa. Aseguró los postigos con rapidez y estaba a punto de cerrar la ventana cuando una visión le heló la sangre. En medio de la plaza una figura giraba azotada por el viento, parecía un pelele y Candela no habría sabido decir si el movimiento era voluntario o simplemente se dejaba llevar. En uno de los frenéticos giros, clavo su mirada en la ventana y Candela reconoció a Memé el loco del pueblo. Se apresuró a cerrar la ventana y corrió las pesadas cortinas sobre ella. Aún sentía un escalofrío en el cuerpo, cuando oyó un fuerte golpe que venía del interior de la casa. Alarmada corrió hacia el baño por un pasillo eterno. Sobre un charco de sangre el débil cuerpo de su abuela temblaba como un pájaro:
- ¡Abuela!
- Candela- murmuró la anciana con un hilo de voz
- No se mueva, pediré ayuda
- No, no hay tiempo- dijo mientras se aferraba desesperadamente a Candela.-Tienes que destruirla, deshazte de ella!
- ¿Pero qué?
- Tírala
- ¿Qué?
- Tírala- Bramó y dio un grito espantoso mientras los espasmos la sacudían

Tardaron casi 5 días en enterrarla por culpa del temporal. Candela Tuvo que preparar el cuerpo sola, porque nadie quiso arriesgarse a salir de casa. Como ya había hecho con su madre, la lavo cuidadosamente, le peinó los cabellos blancos y tras vestirla de negro, el único color que Candela le conoció, la envolvió en una mortaja de hilo. Después se fue a la cama y durmió el primer sueño tranquilo que recordaba desde la infancia

7 comentarios:

Arena dijo...

Buena descripción de la situación, casi se puede sentir el frio y se escucha la fuerza del viento...
Saludos.

vulcano dijo...

Candela y la abuela descansan en paz. Finalmente escampó.


Besos,


Vulcano.

El mejor profeta del futuro es el pasado dijo...

Intrigante y opresiva situación rural... que es lo que debía tirar? Parece haber secretos ocultos y un pasado cercano que impedía la tranquilidad en su vida, la cual vuelve tras la muerte de su abuela... quiero saber más.

Anónimo dijo...

Increíble la atmósfera, muy muy lograda!!!
¿Cuándo más?

Muchos besitos

Isabel

Insomne dijo...

A mi manera hermanita... como siempre:

http://www.youtube.com/watch?v=RaOVR5RkJkM

beso

Anónimo dijo...

He vuelto! siento como cuando te pones un traje de hace mucho que vuelve a servirte :)
Un besito muy fuerte... desde la isla

La Gata Insomne dijo...

hola amiga
qué bien estás escribiendo, este trhiller de pueblo me tiene a la espectativa,
qué envidia tu manera de escribir, no pares nunca

muchos besos