martes, 19 de junio de 2007

Agridulce

Hoy me han pasado dos cosas, que merezcan ser contadas, una buena y otra no sé.


La buena: ¡Encontré el cuaderno!

Realmente nunca llegó a salir de casa. Lo sé soy un desastre... Esto me pasa a menudo.

La otra cosa que me ha pasado hoy es que cuando iba por la acera de mi manzana a punto de llegar a casa, en mitad de la acera he visto un pajarito tirado. Pensé que estaba muerto, que era uno de esos que uno a veces ve en Madrid que se caen de los árboles muertos de calor, pero me detuve y vi que su cuerpecito latía, así que estaba vivo.
No sabía que hacer, soy de ciudad, ciudad, jamás he tocado un pájaro y yo creo que esta ha sido la primera vez que veía uno de cerca, así que me quedé ahi, agachada en la acera mirándolo. No tenía ojos y en la barriga no tenía muchas plumas, creo que era un polluelo que nació antes de tiempo y debió caer del árbol. Lo toqué con la punta de un dedo, no se movió.
La gente que pasaba me miraba, sin detenerse. Yo seguía allí, hipnotizada por aquel latido, incapaz de moverme, a algunos que me miraron de más les dije "Es que está vivo" y me devolvieron miradas esquivas como si no supiesen que querían decir mis palabras.
Pasó un rumano con un acordeón al hombro y se agachó a mi lado. Después de observar al pájaro, me dijo algo como "Lilac, lilac, caprofiks" y yo insistí: "Pero está vivo" Debió entender mi angustia, porque se acercó a un árbol cogió una rama y con la punta le dió la vuelta al animal que siguió sin moverse. El Rumano me miró con cara de resignación y me hizo un gesto de que no podíamos hacer nada por él, se levantó y se fue.
Yo seguí un rato allí mirando aquel trozo de vida con plumas pensando que sufría y pensando si tal vez lo mejor era matarlo de un pisotón y acabar con ello.
Finalmente me levanté y me fui a casa, sintiéndome la persona más despreciable del mundo

9 comentarios:

silencio dijo...

Ay linda qué situación... a mí me pasó una vez con un gato... un gatito, una cría... iba a cruzar la calle y un coche lo atropeyó. Arrastrándose se metió en un parterre. Obviamente el conductor ni si quiera paró. Un amigo y yo nos acercamos a ver y gemía el pobrecito pero no podíamos hacer nada,tenía la mitad del cuerpo como blanda, no había sangre ni nada pero... era evidente que se iba a morir, más triste... Lo acompañamos un ratito, pero al final también nos fuimos...
Es la sensación de que tienes enfrente a un ser desprotegido y de que puedes hacer algo, pero hay veces que no. No te sientas mal, no habrías podido hacer mucho más de lo que hiciste. Y siento ponerme patafísica, pero ante la muerte poco se puede...
Un abrazo muy grande

silencio dijo...

Por cierto...
¡enhorabuena por lo del cuaderno!

La Gata Insomne dijo...

yo sabía!!!!! lo del cuaderno, a mí me pasa siempre, igual nos divertimos con el cuento del letrero e la ofi.

del pichón sólo puedo decirte que te entiendo y que es bello el cuento, tus sentimientos, el farfulleo del rumano.
!!!!
es triste, pero no tienes que sentirte mal.

mientras te leía podía ver una escena de una peli

Anónimo dijo...

Enhorabuena por lo de tu cuaderno, ya te dije, que cuando y dónde menos te lo esperases... aparecería.
Triste... pero bonita historia la del pobre pajarito.... como Islabel yo también cuidé de un gatito, pobre, casi que todavía tengo remordimientos, por que yo sí que podría haberlo salvado. Volviendo una noche a las tantas de la mañana se nos cruzó en el camino un gatito y, no se por qué, quizás el alcohol tuviera algo que ver, me puse a maullar y cuando nos quisimos dar cuenta el gatito nos habia seguido hasta el portal de casa y me miraba con unos ojitos... Iván decía uqe nos lo subiérams a casa, pero ¡qué hago yo con una gato! si no me gustan y además soy alérgica a su pelo....!!! total que le bajé un platito con leche y miga de pan... y comió, ¡qué mono! y al día siguiente le volví a bajar comida, pero al día siguiente ya no le ví mas... bueno sí, a la semana o así lo volví a ver, que se escondía debajo de un coche, pero era por la tarde, el tráfico estaba frenético y aunque maullé y maullé... está vez no me siguió... y me lo hubiera llevado a casa, esta vez sí. (la cara de la gente viendo como alguien maullaba y buscaba entre los coches....pero nadie me ayudó... te comprendo entonces Ariadna.
besos guapa!

Anónimo dijo...

A mí me pasó algo parecido a lo de Laura, también con un gato. Un día de lluvia encontré un gatito perdido y famélico... Yo sí me lo llevé a casa. Convivió conmigo 4 años. Me adoraba, y yo a él, pero al final lo regalé. Cuando me ausentaba de casa, se meba por las esquinas para que le prestase atención. Lo intenté todo, pero al final no tuve más remedio... Aún me siento mal por ello, pero algunas veces hay que tomar decisiones como esas. That's life...

Insomne dijo...

Querida hermanita:

Llamame insensible, pero después de leer una historia como esa..
.. en fin, digamos que con el final me he descojonao. (será que yo soy de pueblo, pueblo)

Un abrazo y no lo tomes a mal, debería de haber más personas como tú.

PD. Hola mami:
Soy tu cuaderno y estoy en la mesita de noche, despiste, más que despiste. Besote

Jean Pierre Frederick dijo...

Una vez hallé en la acera a un cuaderno abandonado, los ojitos de sus hojas estaban casi desfalleciendo. Lo tomé, abrí, leí.

Y era un manuscrito de Vicente Huidobro de 1921 en Francés. Aún lo conservo (A pesar del dinero que por el me han ofrecido).


Saludos, Jean Pierre Frederick

Anónimo dijo...

Ariadna, hiciste bien en no pisar la cría de gorrión, seguro que era eso, con "voceras" y demás.

Anónimo dijo...

Se me cortó el asunto. Te digo que hiciste bien porque, -aquí va mi historieta-, hace años un cabrón atropelló a un perrito, lo lanzó contra la cuneta de la carretera costera por la que caminaba yo y, como los cabrones siempre tienen prisa para irse a joder a otro lado, no se detuvo. Yo sí. El perrito tenía rota la columna vertebral, sangraba por los oídos (hemorragia interna) y sufría de la hostia, lo indecible. Le rematé con una piedra grandota mientras maldecía al hijo puta del coche y se me saltaban las lágrimas. Luego, en un bar de moteros donde había dejado la mía casi consigo provocar a un pelirrojo grandote y apacible (para suerte mía) para darme de hostias con él. Estaba hecho polvo. Fue en Denia, en julio de hace un huevo, pero no se me va a olvidar nunca.

Cuadernos he perdido tantos que me hace hasta ilusión (encontrarlos y perderlos)

Soy el verdadero Lansky, no el/la usurpadora, pero no me apetece poner aquí mi vetusto perfil. "Tú" peli, "Recuerda" también me gusta mucho. En cambio, Marlon en camiseta no me pareció nunca para tanto. Un besote.