jueves, 22 de agosto de 2013

martes, 20 de agosto de 2013

Última y fugaz visita a la clínica Sanitas Alcobendas

Hoy, dado que el pasado mes de vacaciones tampoco me quedé embarazada, había decidido iniciar mi 2º ciclo de inseminación artificial. No sabía si sería demasiado tarde ya que me vino la regla hace una semana, pero por si acaso, pedí cita al misterioso buzón de correo electrónico, única vía de comunicación con la clínica. Me hubiera gustado llamar y preguntar si el día 8 era demasiado tarde para iniciar el tratamiento antes de desplazarme hasta allí, pero ya me habían advertido que no aceptaban ningún tipo de consultas telefónicas. Así que por si acaso avisé a la oficina de que llegaría tarde y salí rumbo a la clínica a primera hora de la mañana. Tras una hora y cuarto de metro, llego y me recibe una nueva y desconocida doctora que jovialmente me interpela: Hola Ariadna, ¿Cómo te va con el Monestrol?-Como si me conociera de toda la vida. La miro desconcertada. ¿Perdona? A lo que ella insiste con leve gesto de impaciencia hacia la estupidez de sus pacientes -Sí, ¿que qué tal te va con el Monestrol?- En vez de contestar miro la hoja que tiene delante: esa especie de ficha policial que se estudian 2 minutos antes de que entres y le digo "Disculpa me parece que hay un error. Yo soy Ariadna X Y, no Ariadna X Z”. La enfermera que está al lado me mira con gesto entre ofendido y hostil como si me reprochara el ser capaz de ser tan ruin como para mentir sobre mi identidad solo para evidenciar que no es infalible. Cruzan miradas de desconcierto. "Ha debido haber un error con las citas. ¿A qué hora estabas citada? 9:30. Silencio.¿Y no eres Ariadna X Z?. No. Silencio.¿por cierto y tú te llamas? Cristina. Silencio. Doctora Cristina JDT. Encantada." La enfermera se afana buscando mi expediente en un archivador repleto de sobres. La doctora espera con gesto incómodo. La miro un momento pero al rato aparto la mirada y me dedico a examinar la consulta. Me detengo en la silla de exploración. La sábana de papel. La empapadera desechable un poco de lado, mal puesta. Me pregunto si lo han colocado  con descuido o es la huella del paso del trasero del anterior paciente.  Junto a la silla el ecógrafo vaginal,  ya con el condón puesto y un pegote azul de lubricante en la punta. Me da mucho asco. Encuentran  mi expediente y al Doctora JDT se recompone detrás del gordo fleje de papeles. “Así que venías a iniciar un segundo ciclo. Si, así es. ¿Qué día te vino el periodo? El pasado martes. Ah entonces no podemos hacer nada este mes. Es demasiado tarde. Si quieres te doy cita para el próximo. Pero, el mes pasado empezamos más o menos este día. Es demasiado tarde. No me vas a hacer una ecografía ni nada? No, el mes que viene. Te daré cita para el día 11 quiero verte antes de que te baje el periodo. ¿El día 11 estarás tú? Silencio. Puede, pero no es seguro. El pasado ciclo me vieron 4 médicos distintos (Sí, el que me comunico el fracaso de mi inseminación fue el 4º), me gustaría que esta vez me atendieras solo tú. No puedo asegurarlo, aquí estamos de 8 a 8. ¿? Hasta el mes que viene entonces, no olvides tu cita, a las 11:15 el día 11.

Definitivamente no volveré a esta clínica y mucho menos voy a volver a someterme a todo este proceso pagando un dineral para recibir un servicio pésimo, aparte del riesgo de acabar concibiendo un hijo del Sr de Ariadna X Z.


Este mes buscaré una clínica donde me traten si no como a un paciente, al menos, como a un cliente. 

viernes, 12 de julio de 2013

jueves, 11 de julio de 2013

Hoy puede ser un gran día



Tic, tac, tic, tac… ¡En unas horas sabremos qué ha pasado!

domingo, 30 de junio de 2013

Escuchando a mi cuerpo

Ayer celebraban su cumpleaños dos de mis mejores amigos que además son pareja, con una barbacoa all-day-long en su ático. Y ahí llegó el dilema, qué hacer: tomar el rol de mujer potencialmente embarazada y comportarme cómo tal o asumir que las probabilidades de que esté embarazada realmente son bajas y entegarme al consumo de cerveza con alegría. El día no ayudaba demasiado ya que los 35º y el sol de justicia que ayer brillaba en Madrid, me empujaban a decantarme por la segunda opción, aún así la prudencia ganó y pasé todo el día a base de tintos de verano muy suavecitos y cerveza sin alcohol ("¿Sin alcohol??? Sí, es que está más fría :P").
Lo cierto es que me costó. Me gusta beber, lo reconozco, sobretodo por la fluidez que me otorga en situaciones en las que no me siento cómoda, como por ejemplo hablar con  (des) conocidos. Pero no había otra opción, así que me tuve que relacionar con unas 40 personas sin más escudo que mi personalidad. Afortunadamente, ellos sí habían bebido.
Tampoco creo que hubiese podido hacer otra cosa. Desde el jueves llevo observando mi cuerpo minuciosamente, intentando descifrar los sutiles signos que podrían indicar lo que pasa en su interior. ¿Tengo el pecho más hinchado? He ganado 400 gramos. ¿Qué son los ligeros pinchazos que siento en el abdomen? ¿Embarazo o efecto secundario del Progefik? (Un compuesto de progesterona y que me tengo que "tomar" dos veces al día: nunca vi un pastilla que se pudiese administrar de tantas formas distintas, oral, anal y vaginal!!!). Me duele la cabeza ¿Estoy más guapa?

En apenas 12 días, se terminará el suspense...

Día 3: De barbacoa de cumple

jueves, 27 de junio de 2013

Inmaculada concepción

Hoy vuelvo a retomar mi faceta creativa de la forma más radical que existe: crear a un ser humano. Hoy me he sometido a un proceso de inseminación artificial y espero al fin estar embarazada. Después de un año y medio de intentos y pruebas mi pareja y yo esperamos cumplir nuestro sueño. No ha sido una experiencia traumática en ningún sentido (como algunas personas me habían descrito), ni siquiera me he puesto nerviosa, al contrario estoy ilusionada. Pero con una ilusión así un poco sorda por si luego no hay nada que celebrar.
El proceso en sí es bastante sencillo y casi nada molesto y si no fuese por el trato tan impersonal que me han dado en la clínica y que me ha hecho acudir gruñendo (literalmente) a casi todas las visitas, podría definirlo casi como "agradable". No es que yo estuviese buscando apoyo, ni complicidad, gracias a Dios, porque si lo hubiese estado buscando habría sido totalmente imposible. Me han atendido en total 3 doctores distintos (aunque se supone que yo siempre pedía cita con la misma doctora) con sus correspondientes enfermeras, secretarias y assistant. Eso sumado al equipo de inseminación (un biólogo, una doctora, una enfermera de un país del este y una que pasaba por allí y la pusieron a sujetar la lámpara de quirofano) hacen que en los últimos meses me haya abierto de patas delante de unas 15 personas. Ya no siento ningún pudor y he estado incluso a punto de salir del baño sin sabanita ni nada enseñándole el culo con descaro a todo el personal sanitario.

No es un proceso bonito, ni tiene nada de romántico. Bromeabamos en el coche de vuelta si un día nuestro hijo nos preguntase donde fue concebido qué diriamos: ¿En Alcobendas como Penélope Cruz, o tal vez en algún lugar de la A-1 más o menos a la altura de La Moraleja? Aparte esta la paranoia que cientos de horas de películas de sobremesa de antena 3 han imbuido en nuestros cerebros. ¿El semen que me está metiendo es el correcto? ¿No se estará equivocando y me esta metiendo el del señor que he visto en la sala de espera? ¿Es este biólogo un pervertido y voy a tener que criar 25 años a un niño con su cara? Sea como sea 18 millones de espermatozoides (¿cómo demonios los cuentan?) me han colonizado.

Ahora toca 14 días de espera (poniéndome el Progefik mañana y tarde) y el análisis de sangre que dictaminará si por fin voy a ser madre.

Día 1: ¿Hay alguien ahí?

jueves, 28 de abril de 2011

Rumbo a Estambul